Carta Ana respuesta

Hoy me olvido del diseño, del marketing y del SEO… Hoy contesto a Ana, 12 años de incómoda verdad

No sé si llamarte Ana, conciencia o simplemente futuro…

Tu carta me ha dejado noqueada, y no ha sido sorpresa, no. Sabes esa sensación de que algo va a llegar, y entre idas y venidas, ha llegado. Seguramente has detectado esa sensación en muchos adultos. Esa de que nos pilla el toro y lo estábamos viendo venir.

[ Recuerdo ahora una frase de mi abuela “El que mucho abarca, poco aprieta” y otra que odio por real y por comodona: “No me da la vida…” ]

Ana, me has dejado pensando, que es de las mejores cosas que me pueden pasar…

[ Disculpa. Me presento. Virginia, aquí una profesional curtida que lucha por una marca incipiente ]

Me has dejado pensando en cómo mejorar, en cómo encontrarte en el camino y que aceptes mi mano para recorrerlo.

Me has revuelto como el que va al psicólogo y no le dan una sencilla y recurrente receta.

Has dinamitado creencias que veo día a día en otros y en mi misma.

Ingenua de mi, que pensaba que tenía espíritu crítico y ponía en cuarentena promesas flojas.

Promesas… todo tipo de promesas, también las de las marcas. Promesas de personas que prometen a personas. Porque las empresas son las personas ¿no?

No sé si estoy en condiciones de prometerte… La vida da muchas vueltas… Pero si confío en tener siempre una conciencia clara que se forjó con educación y ejemplo.

¿Qué te puedo ofrecer?

Un cabeza pensante.

Te ofrezco escarbar en toda mi formación y experiencias para que tus preguntas tengan respuesta y puedas tomar decisiones.

Decirte la verdad aunque duela… Querida Ana, no sé si ya sabes que no siempre se sale guapo en las fotos.

Prometo no escatimar esfuerzos aunque no estén en proporción con un presupuesto.

Te ofrezco darte luz sin cegarte para hacer visible lo que quizá creas que es invisible.

Te ofrezco mi tiempo y mi manera de explorar el mundo.

Prometo hacerte pensar, y preguntarte, para que encontremos camino. Y sí, soy consciente de que no soy Dios y no tengo todas las respuestas, y también soy consciente de que eres una adolescente que por norma duda de todo lo que le dice un adulto. Veo esa mirada escéptica todos los días en mi hijo, y reconozco la apatía sobre la promesa…

Ana, quizá tu camino y el mío no se encuentren nunca de manera directa, pero sí en diferido… y me encantaría que le dieras una oportunidad. No por compromiso, sino porque has detectado valor para tu vida.

No entiendo que mi profesión, para lo que sirvo, y he nacido, solo sirva para tener una contrapartida económica, para ganar dinero y pagar facturas. Creo que tiene mucho de compartir y ser responsable sin más fin que el de ayudar a otros.

El mundo se mueve y cambia por muchas razones, y esta es de las poderosas.

Me pedías que no te dejara sola…
Te entiendo.
Ahora yo te pido, que jamás, jamás, te dejes sola. Te pido que te mires al espejo y te reconozcas, como persona, como mujer y como buena profesional el día que te toque.

Te juro que ese día llegará, y aunque otros te hayan dado herramientas, tú tendrás que saber cómo utilizarlas.

Me llamo Virginia, y te ofrezco, mi mano y mi voz para cambiar el mundo.

• • •

Este post contesta a esta carta publicada en Branzai y reconoce el talento de Iván Díaz, del que aprendo cada vez que escribe.

Sin comentarios

¿Te ha gustado el artículo? Danos tu opinión