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Comunicación Empresarial, la asignatura pendiente de muchas empresas

Día a día asisto a una realidad muy presente en la Pyme y en la empresa familiar española, el desajuste entre la imagen que se da de la empresa y lo que realmente la empresa es.

¿Por qué?

En primer lugar, por la falta de una imagen de marca sólida que sea coherente con la realidad de la empresa (la mayoría de las veces por defecto, que no por exceso), y otra, por la ausencia de estrategia en su comunicación empresarial. A ello, muchas veces hay que añadir, la incertidumbre que supone el cambio generacional, sumado a la diferencia de criterio sobre el futuro de la empresa y de que modo esto afectará interior y exteriormente.

Saber gestionar los cambios es todo un reto que requiere de mucho análisis y un buen asesoramiento.

La empresa familiar, según datos del Instituto de Empresa Familiar de España, supone el 85% de las empresas del país, si a ello añadimos que son ellas las que proporcionan el 75% del empleo, estaremos de acuerdo que son el pilar básico de la economía nacional.

Teniendo en cuenta estos datos, y la experiencia profesional recabada en más de 20 años de profesión, saco una conclusión: La empresa familiar española obra milagros a diario.

Pues bien, si crees que esta puede ser la asignatura pendiente de tu empresa y «obras milagros» a base de horarios interminables y esfuerzos que rozan lo sobrenatural, lee con atención, mi intención es ayudarte con herramientas que harán visible la gran empresa que tienes.

 

Imagen corporativa (IC)

Por regla general, en los comienzos, se busca un nombre que nos represente y registre legalmente, pero se desatiende el aspecto que lo hará visible (logotipo). En muchos casos, han pasado los años y se mantiene el logo que crearon los fundadores sin más criterio que el gusto personal o la inercia, pero con ausencia de estrategia a la hora de conceptualizar su mensaje.

¿Te suena verdad? El asunto se somete a junta doméstica (la de la familia o círculo cercano) y para adelante. Pero pasa el tiempo, la idea de negocio cobra entidad, crece, entran otros actores y ese logotipo que surgió en sus inicios se ha quedado obsoleto y hace flaco favor a la realidad actual.

Unas veces por falta de tiempo, otras porque no se sabe cómo y otros por la falsa creencia de que nuestros clientes no se fijan en esas cosas, se deja relegada la marca a un triste membrete. Ese aspecto descuidado crea desconfianza, recelo, y eso antes o después pasa factura, por no hablar de la competencia que se frota las manos ante un contrincante visualmente tan débil.

No debemos olvidar que una marca es una promesa… de calidad, de servicio, de beneficio… La marca es nuestra firma en el mercado. Cuídala porque ella será la que hable por ti cuando tú no estés.

No esperes a que otros te lo digan, son ya muchos los clientes que tras lanzar su nueva imagen corporativa de manera exitosa, han recibido de sus clientes comentarios sobre la necesidad de haberlo hecho mucho antes.

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> Reflexiona sobre tu imagen de marca:

     ¿Crees que define y representa a tu empresa?

     ¿Le darías una oportunidad si no fuera tuya?

     ¿Cuál es el mayor obstáculo que encuentras a la hora de conceptualizarlo?

     ¿Crees que la competencia te lleva ventaja y goza de mejor imagen pública que tú?

 

Comunicación empresarial (CE)

La comunicación debe ser la herramienta que vertebre la empresa tanto a nivel interno como externo (logística, producción, contabilidad, empleados, proveedores, clientes…) El transmitir de manera sencilla y profesional lo que hacemos y cómo lo hacemos es parte incuestionable de la actividad comercial. Pero no sólo eso, contar con unas piezas clave comerciales que potencien e ilustren nuestras palabras, y posteriormente recuerden y consoliden nuestra argumentación, hace que el potencial cliente refuerce nuestra valía con posterioridad a la visita.

Cuenta siempre, y acorde a tus servicios, con unas buenas tarjetas de visita, recuerda que es el primer documento de venta, con una presentación o catálogo comercial. Además y dependiendo de tu actividad hay una serie de piezas complementarias que pueden ser de gran ayuda (roll up, catálogos o láminas de producto, piezas publicitarias, vídeos, stands, etc…) además del consabido espacio web.

La transmisión de valores, la identidad y el modo de hacer (know-how) que os han hecho diferentes en el mercado no puede desaparecer cuando comienza a crecer la empresa. Esta identidad diferenciada y definida debe estar implícita en cada uno de los canales que se utilicen (llamadas telefónicas, documentos corporativos, presentaciones, piezas comerciales y publicitarias…) ya que son una ventaja competitiva.

Estos cambios en como afrontar la comunicación pasa por un proceso de concienciación de quien ha abanderado el proyecto empresarial, la gerencia y los cuadros con poder de decisión.

Llevar las cosas en la cabeza y no comunicarlas correctamente conduce a falta de organización y resultados.

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> Reflexiona sobre cómo lo haces

     ¿Cómo vendes?

     ¿Apoyas tu argumentación con documentos corporativos-comerciales que sigan trabajando cuando tú desapareces de escena?

     ¿Tienes pautadas y acordadas con el personal una estrategia a la hora de abordar las ventas ya sea telefónica, por email, puerta fría, formación, etc…?

     En el caso que hagas algo de publicidad ¿Estás publicitándote en los lugares adecuados y los mensajes son los correctos?

     ¿Crees que la imagen pública que transmites es inferior a lo que realmente eres?

     ¿Analizas la artillería de la competencia?

     ¿Sabes cuál es el contenido idóneo para un buen catálogo comercial? ¿Y corporativo? ¿Y de producto?

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Dedícale un rato a pensar sobre estas cuestiones. Sé que hay muchas más preguntas, pero por algunas hay que empezar.

No pases por alto que el primer contacto entre empresa y cliente es la imagen de marca. Cuenta con un diseño diferenciado y potente, que registre los códigos de tu sector y que trasmita siempre lo que tu empresa es.

En cuanto a comunicación, tres preguntas:

¿qué quiero decir?

¿qué imagen quiero dar? y

¿qué quiero alcanzar?

Estamos en septiembre, hemos dejado atrás el verano y podemos hacer un balance algo más exacto de lo que ha sido el año. ¿Qué tal ha ido? ¿Nos gustaría mejorar los resultados el año que viene?

Está claro que a esta última pregunta todos contestamos, SI. Pues tienes el último trimestre del año para dar una vuelta a tu empresa y marcar objetivos para el año próximo. Y, tranquilo, esto no es cuestión de derribarlo todo, y gastar una cantidad indecente de dinero. Es cuestión de dedicarle algo de tiempo, analizar la situación y trazar un plan para conseguir unos objetivos.

Seguro que a renglón seguido te has hecho este tipo de preguntas:

     ¿Qué hemos de cambiar?

     ¿Por qué?

     ¿En qué nos va a beneficiar?

     ¿Por dónde empezar?

     ¿Inversión?

     ¿Cómo abordar los cambios?

    ¿Cuánto tiempo llevará?

    ¿Cómo gestionarlos posteriormente?

Ese es ya un buen comienzo, ahora te toca a ti tomar la decisión de buscar un buen profesional que te ayude a responderlas correctamente.

Si no lo cuentas, no existe. Si no lo cuentas bien, no se entiende. Si no es atractivo, no gusta.

          Virginia Manzano

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